LIderazgo
Mario Arce, nació el 08 de septiembre de 1957, en la ciudad de Lima Perú, realizó su servicio militar voluntario en el Batallón de Infantería Comandos E. P. Nº 19, abogado de profesión, con maestría en Derecho Civil y Comercial, egresado de la Universidad Particular San Martín de Porres y Titulado en la Universidad Ermilio Valdizan; Asimismo estudio en la Escuela Técnica del Ejercito Peruano, ocupando el primer grado de honor, con especialización en instrucción militar, comando militar y tecnología mecánica, eléctrica y electrónica, en vehículos militares terrestres a ruedas y a orugas, y en vehiculos aeronáuticos.
Mario Arce, indignado por las injusticias y los abusos en contra de un gran sector de miles de transportistas de su país, funda en 1998 el movimiento sindical de trabajadores mototaxistas de Lima y todo el país, consiguiendo la legalización de dicho trabajo y consiguiendo, lo mas importante, el respeto a la dignidad laboral de mas de 900,000 trabajadores mototaxistas de toda la nación, llamados en ese tiempo, despectivamente "taxicholos".
Mario Arce, al liderar este inmenso sector de trabajadores, tubo que hacer frente a toda forma de abusos, represión y persecución del siniestro poder político del gobierno central y local de ese tiempo: en un extremo, de tras de las autoridades municipales, los intereses de grupos económicos filiales de empresas transnacionales, fabricantes de vehículos mayores, y tambien la presion de sectores sociales pudientes de Lima, que pretendieron prohibir la circulación de los vehículos mototaxis por zonas residenciales como Surco, San Miguel y Miraflores, entre otros, solo por razones de perjuicios marginativos y de estratificación social, y en el otro extremo, los intentos politicos del gobierno central por destruir las asociaciones, microempresas y gremios de los transportistas, para caotizar el sector y manipularlo con fines de política partidaria electoral que buscaban la reelección presidencial de la época.
Mario Arce, hoy nos demuestra que el abuso, la injusticia y la corrupción, no son cuestiones de leyes, abogados ni jueces, sino antes, de la necesidad de un buen liderazgo en cada nivel y sector social, que estén inspirados sobre la base sólida de principios y valores personales y sociales auténticos, venido a menos en un sistema social de estado de apariencia, que enarbola los principios jurídicos de la democracia tradicional y los dogmas del cristianismo, como medio de gobierno y de vida, pero que son eso, solo fundamentalismo, que como espejismos, las nuevas generaciones, como la de antes, despiertan en medio de la decepción, la frustración y el resentimiento contra un estado que no satisface las mínimas y elementales condiciones de subsistencia; observándose cómo producto de este dogma oficial y fáctico, sus lideres religiosos amasan poder y riquezas: desde ostentar la propiedad de grandes medios de comunicación radial y televisivos, como llevar la insignia del primer poder político presidencial del país, por eso es común ver en cada proceso electoral, cómo compiten por igual los empresarios, los industriales y los religiosos, por su cuota de poder político; sucumbiendo ante esta realidad el anacrónico y decadente pensamiento dominante.
Mario Arce, se encuentra en la actualidad desarrollando un estudio sobre las actuales condiciones sociales y económicas de la nación peruana, planteando la tesis de la necesidad de encontrar "un nuevo orden social”, donde analiza no solo el tema de la democracia como sistema de gobierno, la democracia como participación de masas, sino también la democracia como consecuencia de vida personal, de vida individual; Relaciona su estudio al tema del fundamentalismo de las distintas confesiones religiosas dominantes, que en su conjunto estructuran el fatal pensamiento ideológico que definen, aunque negándose en si mismas, la actual situación de caos, abusos, inseguridad y corrupción generalizado, que también fue de ayer y con seguridad también serán del mañana, si no hay cambios, cambios que tienen que ver con el despertar del hombre popular, del hombre inmensamente empobrecido, del que vive y muere mal, del que no hace nada ni podría hacer, si antes no cambia el pensamiento caótico que los gobierna. Nada, nada justifica que el Estado Peruano de hoy, tenga abandonado a mas de tres millones de personas, que viven directa o indirectamente del transporte (mototaxis, Taxis, colectivos, urbanos...), sin ningún derecho laboral, sin seguridad social y sin prestación a la salud.